lunes, mayo 18, 2009

RECUERDOS, SENSACIONES, PENSAMIENTOS.







Dejamos atrás las ruinas romanas que me fascinan, porque no me cabe en la cabeza como han llegado a mantenerse en pie hasta hoy, pese al paso de los años, que anda que no han visto llover ni ná...

El tramo que une el embalse de Valdepeñas con el pueblo de mi madre es el que más me gusta. Es ahí donde empiezan a brotar los recuerdos, se agolpan todos a la vez dentro de mi cabeza buscando la salida y tengo tantos...

Dejamos a la derecha una pequeña aldea abandonada, La Avellaneda. Cuentan que sus habitantes tuvieron que huir de ella porque las hormigas les devoraban y ese fue el principio de un pueblo , vecino del mio, que se llama Castañar de Ibor, lugar donde se instalaron tras la curiosa invasión.

"Mi pueblo" está ubicado en un lugar privilegiado, entre sierras, rodeado de nogales, alcornoques, encinas...ya no recordaba cuánto echaba de menos este rincón del mundo... Digo "mi pueblo" no porque sea la dueña, ni mucho menos, pero es donde nació mi madre y depende de como lo miremos de alguna manera yo empecé a existir allí, siempre lo digo así desde que tengo uso de razón.

Bajé la ventanilla y el aire me removió el pensamiento. El aroma a jaras florecidas, a retamas, a frescor, a tierra húmeda. Este lugar huele especial, no podría explicaros cómo, pero si vais algún día a la comarca de los Ibores concentraros en respirar profundo y disfrutar de esa mezcla de esencias que ofrece su naturaleza, que está flotando en el ambiente, no creo que encontreis un perfume igual en otro lugar.

De repente, aparece en la memoria el recuerdo del incendio que hubo en el 2005, que me partió el corazón y del que aún quedan rastros, algunos árboles continuan ennegrecidos formando con sus siluetas formas casi fantasmales. El verde en el suelo empieza a brotar, como la vida y la muerte que siempre van unidas.

Y allí está, donde siempre, mi lugar al que volver, aparece al fondo, precioso a mis ojos del alma, pequeño, con sus tejados anaranjados pintando de color el horizonte. Allí vivieron mis antepasados, encuentro las raíces de este ser que soy. Un sitio que quiero, que siento, que corre por mis venas, que me hace sentir como Scarlatta O´Hara en su tierra roja de Tara. Esta es mi Tara particular, que yo de Escarlata también escondo algo en mí porque como ella ando enamorada de la tierra y esta es verde, está llena de vida y posee un trocito de mi corazón.

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